viernes, 24 de mayo de 2013

Psicodermatología


El chiste que queremos comentar hoy está relacionado con nuestra entrada del pasado 3 de marzo de 2013.

En la viñeta de Forges publicada en el diario El País en fecha 21 de mayo de 2013, aparece un personaje con hipertricosis grave.

La hipertricosis, de acuerdo con la definición que propone el Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina, es un exceso de pelo que supera, tanto en densidad como en longitud, los límites aceptados como normales para una raza, edad o sexo. En este caso, resulta evidente que el pelo cubre toda la superficie corporal visible:



 

Además, el personaje tiene garras y colmillos afilados, por lo que podemos deducir que se ha convertido en una especie de hombre lobo. Podríamos decir que “está que muerde”. Acaba de regresar a su domicilio tras consultar al médico especialista en enfermedades de la piel, circunstancia que se explicaría porque, al parecer, es precisamente el hirsutismo lo que el paciente considera su síntoma predominante.

El dermatólogo citado en el chiste lo atribuye todo a la realidad socio-económica del país; la cual, dicho sea porque viene a cuento, nos tiene a todos (o a casi todos) crispados.

El pasado 3 de marzo veíamos que algunas situaciones de estrés psíquico podían condicionar la aparición o la mala evolución de enfermedades digestivas. Este chiste de Forges nos permite traer a colación que, de modo similar, hay algunas enfermedades de la piel que se manifiestan de forma más severa cuando el enfermo está sometido a estrés, y que, por el contrario, remiten o se mejoran si el estado psicológico es de sosiego. 

Diversas son las causas que condicionan este fenómeno. Piel y sistema nervioso tienen un origen común en el desarrollo embrionario en el útero, pues ambos derivan de una misma capa embrionaria, llamada ectodermo. Múltiples terminaciones nerviosas de diverso tipo llegan a la piel, y su estimulación libera neurotransmisores que condicionan cambios en aquélla. De igual forma, hormonas liberadas al torrente sanguíneo en circunstancias de estrés (fundamentalmente cortisol y adrenalina) tienen acción sobre la piel.

Las afecciones cutáneas que sabemos que se ven influidas de forma importante por circunstancias psíquicas y emocionales son múltiples: acné, psoriasis, manifestaciones cutáneas de enfermedades alérgicas (como dermatitis atópica), dermatitis seborreica, alopecia (muy especialmente la llamada alopecia areata), infección por el virus herpes simple, ... ; y múltiples son, también, las enfermedades psiquiátricas que tienen manifestaciones destacadas en la piel.

La Psicodermatología es la parte de la Dermatología que se encarga de las relaciones entre la piel y los factores psicoemocionales, y tiene tal entidad que en algunos hospitales se han creado Unidades de Psicodermatología.

La expresión, por tanto, “tener los nervios a flor de piel”, aunque, lógicamente, se usa siempre en sentido figurado, tiene un fundamento biológico.